Cuando la escultura se hace abstracta
Un cubismo de tres dimensiones A principios del s. XX, la escultura se caracterizaba principalmente por su dependencia de los grandes movimientos pictóricos: cubismo, futurismo o surrealismo. Pero aunque haga suyas estas nuevas ideas estéticas, la escultura no se contenta con una simple paráfrasis o con una adaptación cualquiera. El paso de un arte al otro y la sensación de volumen, abren un amplio campo de experimentación en el que también interviene el descubrimiento de nuevos materiales. El cubismo, en su afán de descomposición analítica y de reconstrucción de la forma a partir de volúmenes elementales, sugiere inmediatamente un «traslado a la escultura». De hecho, el fraccionamiento prismático de los cuadros de Braque o de Picasso, en los años 1912 a 1913, hacen pensar inevitablemente en esculturas trasladadas a una superficie plana.
Está viendo el 9% del contenido de este artículo.
Solicite el acceso a su biblioteca para poder consultar nuestros recursos electrónicos.
Ventajas de ser usuario registrado.
Acceso sin restricciones a todo el contenido de la obra.
Sólo información contrastada de prestigiosos sellos editoriales.
Contenidos de renombrados autores y actualizaciones diarias.
La nueva plataforma del Consorcio ofrece una experiencia de búsqueda de fácil manejo y de gran usabilidad. Contiene funciones únicas que permiten navegar y realizar consultas de manera ágil y dinámica.
Convenios especiales: Enseñanza Bibliotecas públicas