El hada del saúco
El hada del saúco de Hans Christian Andersen Érase una vez un chiquillo que se había resfriado. Cuando estaba fuera de casa se había mojado los pies, nadie sabía cómo, pues el tiempo era completamente seco. Su madre lo desnudó y acostó, y, pidiendo la tetera, se dispuso a prepararle una taza de té de saúco, pues esto calienta. En esto vino aquel viejo señor tan divertido que vivía solo en el último piso de la casa. No tenía mujer ni hijos pero quería a los niños, y sabía tantos cuentos e historias que daba gusto oírlo. -Ahora vas a tomarte el té -dijo la madre al pequeño- y a lo mejor te contarán un cuento, además. -Lo haría si supiese alguno nuevo -dijo el viejo con un gesto amistoso-. Pero, ¿cómo se ha mojado los pies este rapaz? -preguntó. -¡Eso digo yo! -contestó la madre-. ¡Cualquiera lo entiende! -¿Me contarás un cuento? -pidió el niño. -¿Puedes decirme exactamente -pues debes saberlo- qué profundidad tiene el arroyo del callejón...
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