Las vacunas, procedimientos de lucha contra la enfermedad
Vacuna o suero Ya se trate de gérmenes bacterianos o de virus, existen dos medios inmunológicos para protegerse artificialmente contra una enfermedad infecciosa. El primero consiste en obligar al sujeto a producir anticuerpos inoculándole una vacuna, o sea, una suspensión de bacterias o de virus muertos o atenuados, según los casos, que provoca una enfermedad benigna inapreciable y que estimula la secreción de anticuerpos en el organismo. La persona vacunada adquiere así una inmunidad activa, que se establece lentamente (entre ocho días y varias semanas) y de mayor o menor duración, dependiendo de la clase de vacuna. El plazo de inmunización puede resultar demasiado largo en determinadas circunstancias, por ejemplo en el caso de un herido que corre el riesgo de contraer el tétanos. Es preciso, entonces, proporcionar con la mayor rapidez al sujeto amenazado anticuerpos preparados, tomados del suero sanguíneo de animales inmunizados o de las gammaglobulínas humanas. La sueroterapia, a la inversa que la vacunoterapia, confiere una inmunidad pasiva inmediata, pero temporal.
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