Capítulo 3. Antes del anteojo
Tubos, esferas y espejos Probablemente en la Antigüedad se conocían, en el sentido de observar sus síntomas, los errores refractivos del ojo. Aunque, y ante la carencia de fuentes documentales, todo parece indicar que se desconocían sus causas. Ni siquiera se podían distinguir los distintos tipos de ametropías; a lo sumo, se diferenciaban los que veían mal de lejos y los que veían mal de cerca. Con todo, no faltaron intentos de explicación o conjeturas, algo en lo que los pensadores griegos, tan propicios a la especulación, fueron muy prolíficos. Así, surgieron diferentes explicaciones según la escuela de pensamiento. Por ejemplo, Plutarco expuso en su obra Moralia la elucidación que de la presbicia ofrecían las escuelas atomistas, peripatéticas y platónicas. A colación de esto surge una pregunta bastante pertinente: ¿se usaba en la Antigüedad algún tipo de compensación óptica de los errores refractivos? Mientras que algunos historiadores afirman positivamente que sí se utilizaban de manera consciente diversos “instrumentos ópticos”, otros arguyen lo contrario. En el fondo todo depende de qué se entiende por un instrumento óptico corrector. Vamos a ver cómo, en un sentido amplio, se puede demostrar que, efectivamente, antes de la aparición de los anteojos se usaban instrumentos ópticos para mejorar la vista.
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