Las reliquias del héroe: exaltación y memoria de la guerra en Valencia (1814-1833)
La construcción del héroe: la Guerra de la Independencia en el Ideario Liberal La sublevación del pueblo madrileño del Dos de mayo y la Guerra de la Independencia en general son considerados muy pronto por los políticos liberales de Cádiz como episodios fundamentales para el establecimiento de una rica iconografía emergente alrededor del concepto del héroe popular. Las primeras manifestaciones artísticas son las estampas, cuya finalidad no es meramente artística: se trata sobre todo de fomentar la resistencia del pueblo español y respaldar su combatividad mediante el relato a través de imágenes asociadas al papel activo e insurgente del pueblo. Su papel no es el de un mero transmisor de los hechos, sino que codificará y conformará activamente la memoria del acontecimiento[1]. Entre los artistas llegados a la Corte, serán dos valencianos, Tomás López Enguídanos y José Ribelles los primeros en inmortalizar a través de la estampa los sucesos del Dos de Mayo, tratado como un suceso digno de ser perpetuado[2]. Las cuatro estampas, a partir de los dibujos de Ribelles, narran la insurrección del pueblo en la plaza del Palacio Real, la muerte de Daoíz y Velarde en la defensa del parque de Artillería, la lucha de los patriotas en la Puerta del Sol y los fusilamientos en el Prado. En todos estos grabados es común el papel protagonista de los paisanos, niños y mujeres que actúan contra los franceses, cargan armas de fuego o distribuyen cartuchos y municiones. Se crea así en la memoria colectiva la significación del componente popular en la lucha, con una innegable dimensión épica y patriótica que será aprovechada por el ideario liberal[3]. El 27 de abril de 1814, el Diario de Madrid anunciaba la venta en la librería de Barco de una estampa de Zacarías Velázquez grabada por Juan Carrafa que representaba “las glorias de España en el Prado de Madrid en el día 2 de Mayo de 1808”, a la que se añade la estampa dibujada por Antonio Sagardoy y grabada por Antonio Eusebi, Día 2 de mayo de 1808 en la Montaña del Príncipe Pío. Sin olvidar el referente insuperable de los dos lienzos de Goya, el éxito de la temática de la sublevación entre el pueblo[4] se confirma con la publicación, entre 1816 y 1818, de una nueva serie de cuatro estampas firmadas por José Ribelles como dibujante y Francisco Jordán o Alejandro Blanco como grabadores que muestran una completa codificación iconográfica del suceso y su intento de recuperación para la causa fernandina.
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