Carta para Arias Montano
Carta para Arias Montano [1] de Francisco de Aldana Montano, cuyo nombre es la primera estrellada señal por do camina el sol el cerco oblicuo de la esfera, nombrado así por voluntad divina, para mostrar que en ti comienza Apolo la luz de su celeste diciplina: yo soy un hombre desvalido y solo, expuesto al duro hado cual marchita hoja al rigor del descortés Eolo; mi vida temporal anda precita dentro el infierno del común trafago que siempre añade un mal y un bien nos quita. Oficio militar profeso y hago, baja condenación de mi ventura que al alma dos infiernos da por pago. Los huesos y la sangre que natura me dio para vivir, no poca parte dellos y della he dado a la locura, mientras el pecho al desenvuelto Marte tan libre di que sin mi daño puede, hablando la verdad, ser muda el arte. Y el rico galardón que se concede a mi (llámola así) ciega porfía es que por ciego y porfiado quede. No digo más sobre esto, que podría cosas decir que...
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