Don Segundo Sombra: 25
Don Segundo Sombra: XXV de Ricardo Güiraldes Nos levantamos medio tarde, a la salida del sol. Demetrio había dormido doce horas, nosotros ocho. Era suficiente para desentumirnos y, aunque nos enderezáramos con gran disgusto del cuerpo, nos hallábamos, después de matear, listos para otra patriada. El inconveniente por mi previsto, se agrandaba. Mis tres caballos estaban más que cansados; el reservado trasijado después de nuestra lucha; el redomón no me parecía por demás garifo. ¿Qué hacer? Que el capataz me entregara mis pesos, dándome de baja, era una vergüenza. Mi padrino podía prestarme uno de sus caballos o dos, pero quedaría entonces tan desplumado como yo. En tan malas cavilaciones me encontraba cuando, ya alta la mañana, pasamos por las quintas de Navarro. Dejé mis tristezas para atender mis recuerdos. ¡Qué curioso!, los mismos lugares que me veían abatido y pobre, habían presenciado mi más gran optimismo y mi mayor riqueza. Por allí mismo pasé,...
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