Égloga (Arolas)
Égloga de Juan Arolas (...) Dulcísima porción del pecho mío, Erífile divina y amorosa, agosta el sol las flores, y aun no veo flotar allá en la cumbre deliciosa donde nace el sonoro y claro río tu leve vestidura cual deseo. ¡Ay! Ninfa, según creo te empeña en su carrera la cierva más ligera que habita de estos sitios la frescura, ven aquí a disfrutar del aura pura, que dañará tus pies tanta fatiga; la tarde se apresura, no tardes en venir, mi dulce amiga. ¡Cuánto te causa de placer y olvido perseguir a los gamos inocentes y al ciervo herir con flecha penetrante! Apenas brilla el sol en el egido las dulces ansias de alejarte sientes por el espeso bosque y selva errante: respira un sólo instante, recuerda que eres mía y que tu compañía vida me puede dar; tu ausencia, muerte; pues es todo mi bien amarte y verte viviendo en soledad libre de intriga sin miedo de perderte, muéstrame tu semblante, tierna amiga. ¿Te acuerdas de aquel día en que prendimos en la...
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