El conde de Montecristo: 5-05
El conde de MontecristoQuinta parte: La mano de DiosCapítulo 5
de Alejandro Dumas
Capítulo quintoEl insulto
Beauchamp detuvo a Morcef a la puerta de la casa del banquero.
-Escuchad -le dijo-, hace poco que habéis oído en casa de Danglars que al conde de Montecristo debéis pedirle una explicación.
-Sí; ahora mismo vamos a su casa.
-Un momento, Morcef; antes de presentarnos en ella, reflexionad.
-¿Qué queréis que reflexione?
-La gravedad del paso que vas a dar.
-¿Es más que haber venido a ver a Danglars?
-Sí. Danglars es un hombre de dinero, y éstos saben demasiado bien el capital que arriesgan batiéndose; el otro, por el contrario, es un noble, al menos en la apariencia, ¿y no teméis encontrar bajo el noble al hombre intrépido y valeroso?
-Lo único que temo encontrar es un hombre que no quiera batirse.
-¡Oh!, podéis estar tranquilo, éste se batirá; lo único que temo es que lo haga demasiado bien, tened cuidado.
-Amigo -dijo Morcef sonriéndose-, es cuanto...
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