El jugador: Capítulo 04

El jugadorCapítulo 4 de Fiódor Dostoyevski Hoy ha sido un día ridículo, escandaloso, incoherente. Son las once de la noche y me hallo en mi cuartito concentrando mis recuerdos. Comencé la mañana yendo a jugar a la ruleta por cuenta de Paulina Alexandrovna. Tomé sus ciento sesenta federicos, pero con dos condiciones: la primera, que no quería jugar a medias, y la segunda, que Paulina me explicara por qué tenía tal necesidad de ganar y me indicara, concretamente, la suma que le era necesaria. Yo no podía suponer que ella quisiese jugar únicamente por el dinero. Con seguridad lo necesita, y lo más pronto posible, para fines que ignoro. Me prometió darme esa explicación y nos despedimos. En las salas de juego había mucha gente. Se veían rostros cínicos en cuyos ojos se pintaba la avidez. Me abrí paso hacia la mesa del centro y me senté cerca del croupier. Mis principios fueron tímidos, no arriesgaba más que dos o tres monedas cada vez. Sin embargo, hice...

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