El jugador: Capítulo 17

El jugadorCapítulo 17 de Fiódor Dostoyevski Hace veinte meses que no había ni siquiera pasado la vista por estas notas hasta ahora que, solamente por hallarme bajo el imperio de la angustia y de la pena, he pensado releerlas para distraerme. Quedaron interrumpidas desde el día que partí para Homburg. ¡Dios mío! ¡Con qué alegre ánimo escribí yo entonces los últimos renglones! O más bien, con qué confianza en mí mismo, con qué esperanza inquebrantable. No dudaba lo más mínimo de mí. Han pasado dieciocho meses y estoy en peor situación que un mendigo. ¿Pero qué me importa? ¡Me tiene sin cuidado la miseria! ¡He causado mi propia perdición! Además, ninguna comparación es posible y es inútil predicarse a sí mismo la moral. ¡Nada hay tan absurdo como la moral en semejantes momentos! Las gentes satisfechas de sí mismas, ¡con qué orgullosa satisfacción están dispuestas a censurar la conducta ajena! Si ellos supieran hasta qué punto me doy cuenta de mi...

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