El movimiento punk
Una respuesta desde las alcantarillas El movimiento punk cumplió todos los requisitos para ser una revolución: nació con mugre, preocupó a los liberales, atentó contra los dueños del negocio musical, produjo alguna que otra buena obra, zahirió a los tibios, destrozó varios símbolos sagrados y devoró a sus hijos. Luego desapareció, dejando a su paso algunas semillas de imprevisible resultado y la agradable sensación de que alguien había ventilado el cuarto. Los sociólogos adoran terminar la descripción de casos como éste citando la frase del príncipe Salina: «Todo debe cambiar para que todo siga igual»; en nuestro caso, quedaría mucho mejor decir que con los punks casi nada cambió pero que, luego, ya nada fue lo mismo.
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