El sastrecillo valeroso
El sastrecillo valeroso de los Hermanos Grimm Un sastrecillo estaba sentado en su mesa cerca de la ventana en una hermosa mañana de verano, cosiendo alegremente y con mucha prisa, cuando acertó a pasar por la calle una mujer que voceaba: -¿Quién compra buena crema? ¿Quién compra buena crema? Esta palabra crema sonó tan agradablemente a nuestro hombre que, asomando su pequeña cabeza por la ventana, exclamó: -Aquí, buena mujer, entrad aquí y encontraréis comprador. Subió cargada con su pesado cesto los tres escalones de la tienda del sastre y tuvo que poner delante de él todos sus cacharros para que los mirase, manejase y oliese el uno después del otro concluyendo por decir: -Me parece que es buena esta crema; dadme dos onzas, buena mujer, y aunque sea un cuarterón. La vendedora, que había creído hacer un negocio mucho mejor, le dio lo que pedía, pero se fue gruñendo y refunfuñando. -Ahora, exclamó el sastrecillo, suplico a Dios que tenga a bien bendecir esta...
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