Insolación: 14
Capítulo XIV 14 Pág. 14 de 22 Insolación Emilia Pardo Bazán -Vaya, Pardo... Es usted terrible. ¿Me quiere usted igualar la moral de los hombres con la de las mujeres? -Paquita..., dejémonos de clichés. -(Pardo usaba muy a menudo esta palabrilla para condenar las frases o ideas vulgares.)- Tanto jabón llevan ustedes en las suelas del calzado como nosotros. Es una hipocresía detestable eso de acusarlas e infamarlas a ustedes con tal rigor por lo que en nosotros nada significa. -¿Y la conciencia, señor mío? ¿Y Dios? La dama argüía con cierta afectada solemnidad y severidad, bajo la cual velaba una satisfacción inmensa. Iban pareciéndole muy bonitos y sensatos los detestables sofismas del comandante, que así pervierte la pasión el entendimiento. -¡La conciencia! ¡Dios! -exclamó él remedando el tono enfático de la señora-. Otro registro. Bueno: toquémoslo también. ¿Se trata de pecadores creyentes? ¿Católicos, apostólicos, romanos? -Por...
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