IV. La escuela en los Andes

LA existencia no se detiene, continúa ofreciendo posibilidades, sueños y experiencias que cada día depara sin pausas. Lucila tiene ya dieciocho años, el sentido de responsabilidad se impone en su sensibilidad herida. Hacia 1910 hace un examen de competencia en la Escuela Normal número 1 de Santiago de Chile, y la prueba resulta brillante. Poseedora ya del título que la habilita, dicta clases en algunas escuelas. Hasta que en 1912 obtiene el primer cargo realmente de importancia que contribuye a modelar su formación intelectual: profesora de castellano en el Liceo de Niñas recientemente inaugurado en Los Andes. Quién diría que pocos años antes, cuando aún estaba en la escuela primaria, la maestra dijo a su madre que la dedicara a otros menesteres por creerla incapaz de aprender. Y hay también que recordar que su hermana Emelina fue quien la encauzó dentro de la enseñanza; además, su padre fue maestro de escuela primaria; el magisterio en ella resulta una inclinación...

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