La casa de los celos: 21

Jornada Primera 21 Pág. 21 de 98 La casa de los celos Acto I Miguel de Cervantes (Échase ROLDÁN junto a REINALDOSy pone a su cabecera el escudo deREINALDOS, y luego despierta REINALDOS.)    REINALDOS ¡Angélica! ¡Oh estraña vista! ¿No es Roldán este que veo, y el que del bien que deseo procura hacer la conquista? 610     Él es; pero, ¿quién me puso su escudo para mi arrimo? Tu cortés bondad, ¡oh primo!, sin duda que esto dispuso.     Bien me pudieras matar, 615 pues durmiendo me hallaste, por quitar aquel contraste que en mi vida has de hallar;     empero tu cortesía más que amor pudo en tu pecho, 620 por la costumbre que has hecho de hacer actos de hidalguía.     Mas, ¿si fue por menosprecio el dejarme con la vida? No, por ser cosa sabida 625 que yo soy hombre de precio;     y...

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