La corona de fuego: 39

25/03/2011 2.291 Palabras

La corona de fuego o los subterráneos de las torres de Altamira de José Pastor de la Roca Capítulo VIII - Intimación Fue en vano su rogar, y la amenaza Con que selló la súplica postrera, Al par que desespera Su corazón, y alma despedaza, Ofrécele allá lejos, lisonjera, Una esperanza, en fin... una quimera. Ataulfo oyó con cierto estupor las últimas palabras de la joven y que ratificaran su resolución inmutable. En su rostro, ordinariamente impasible, se pintó con más vigor que nunca esa expresión de incalificable dureza que precede a la desesperación a veces, y en la cual no era difícil traslucir un rasgo de dolorosa amargura. La pretenciosa brillantez de sus vestidos, su aseado porte y aquel alarde, en fin, de coquetismo, tan extravagante en fuerza de ridículo, nada de esto había logrado corresponder al pensamiento que lo produjera y que ocultara el propósito de hacerse menos repugnante a su víctima, aspirando nada menos que a la posibilidad de arrancarla...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info