La Divina Comedia: El Paraíso: Canto IV
La Divina Comedia
El Paraíso: Canto IV
de Dante Alighieri
Ante dos viandas, distantes y atrayentes
por igual, primero moriría de hambre,
un hombre libre antes que a una hincase el diente;
así se estaría un cordero entre dos hambres
de fieros lobos, igualmente temiendo;
así se estaría un perro entre dos gamos:
por lo que, si callaba, no me reprendo,
de mis dudas por igual en suspenso,
pues era inevitable, ni me enaltezco.
Yo me callaba, mas mi deseo pintado
estaba en mi rostro, y su reclamo de ello,
más fuerte era que si en palabras descrito.
Hizo Beatriz como hizo Daniel,
a Nabucodonosor librando de la ira,
que contra justicia lo hizo cruel;
y dijo: Veo bien como te tiran
uno y otro deseo, pues lo que procuras
tan atado está que afuera no se espira.
Tú argumentas: Si el buen querer dura,
la violencia ajena ¿porqué razón
del mérito merma la mesura?
Más todavía de dudar te da razón
el parecer de que las almas van a las estrellas
conforme la sentencia de...
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