La Divina Comedia: El Paraíso: Canto VIII

La Divina Comedia El Paraíso: Canto VIII de Dante Alighieri Solía creer el mundo en su peligro que la bella Chipriota loco amor irradiase, girando en su tercer epiciclo; pues no sólo honor le daban de sacrificio y de votivo grito la gente antigua en el antiguo error; mas a Dione adoraban y a Cupido, a ella por madre suya, y a este por hijo, de quien decían que sedía en el seno de Dido; y de ella de la cual principio tomo tomaban el nombre de la estrella que ya de nuca el Sol admira, ya de cejas. No me di cuenta de haber subido a ella; pero de estar dentro me dio certera fe mi dama, cuando la vi tornarse más bella. Y como se ve una chispa en la llama, y como entre voces una voz se discierne, cuando una se queda y otra va y vuelve, así vi yo en esa luz otras lumbreras moverse en giro más o menos corriendo, a la medida, creo, de su visión interna. De fría nube no descendieron vientos, visibles o no, tan impetuosos, que no parecieran torpes o lentos a quien...

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