La Divina Comedia: El Paraíso: Canto XX
La Divina Comedia
El Paraíso: Canto XX
de Dante Alighieri
Cuando aquel que el mundo entero alumbra
de nuestro hemisferio desciende,
y el día en todas partes se consuma,
el cielo que sólo de él primero se enciende,
súbitamente se rehace patente
con muchas luces, en las que una esplende.
Y este obrar del cielo vino a mi mente,
cuando la enseña del mundo y sus regentes
en el bendito pico quedó en silencio;
entonces todas aquellas luces vivas,
mucho más luciendo, comenzaron cantos
lábiles de mi memoria y fugaces.
¡Oh dulce amor que de alegría te amantas,
cuán ardiente te veías entre esas flautas
que sólo expiran pensamientos santos!
Luego que las amadas y lúcidas joyas,
de las que vi yo engemada la sexta lumbre
pusieron silencio al angélico retumbe,
oír me pareció un murmurar de río
que claro desciende de piedra en piedra,
revelando la opulencia de la cumbre.
Y como el sonido en el cuello de la cítara
toma su forma, y en las bocas
de la zampoña el viento...
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