La Divina Comedia: El Paraíso: Canto XXIII

La Divina Comedia El Paraíso: Canto XXIII de Dante Alighieri Como el ave, entre amadas frondas, posada en el nido de sus dulces hijos en la noche que oculta las cosas, por ver las rostros deseados y por hallar comida de que hartarlos, cuando graves labores le son gratos, previene el tiempo en su suelta rama, y con ardiente afecto al Sol aguarda, fijo al alba mirando a que nazca; así mi dama erguida estaba y atenta, del cielo mirando al área donde el Sol menos prisa gana; de modo que, viéndola en suspenso y alerta, híceme como quien deseando otra cosa querría, y esperando se calma. Mas poco fue entre uno y otro cuando, entre mi atender, digo, y mi ver el cielo venir más y más aclarando. Y Beatriz señaló: He aquí la hueste del triunfo de Cristo y todo el fruto que se coge del girar de estas esferas. Me pareció que su rostro ardía entero, y los ojos tan plenos de alegría tenía, que obligado quedéme sin palabras. Como en los plenilunios serenos Trivia ríe...

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