La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto II

La Divina Comedia El Purgatorio: Canto II de Dante Alighieri Ya estaba el Sol al horizonte junto, cuyo meridiano círculo cubre a Jerusalén en su más alto punto; y la noche que opuesta a éste gira salía del Ganges con las Balanzas, de cuyas manos se cae cuando se alarga; de modo que las blancas y rosadas mejillas, donde yo estaba, de la bella Aurora, por la mayor edad ya eran naranjas. Nos hallábamos aún sobre la orilla del mar, como quien el camino a tomar medita, que de corazón avanza, pero de cuerpo demora. Y entonces, así como sorprendido a la mañana, por el grosor de la niebla, Marte enrojece, allá en el poniente sobre el marino suelo, así se mostraba, como si aún la viera. una luz por el mar venir tan presto que no había volar que al suyo pareciera. Como la vista un momento apartara hacia mi Maestro por una pregunta, al reverla la vi, de más brillo y mayor tamaño. Luego a sus lados ver me parecía un no sé qué de blanco, y que de abajo un otro...

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