La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto IV
La Divina Comedia
El Purgatorio: Canto IV
de Dante Alighieri
Cuando por un placer o por un dolor,
que alguna virtud nuestra comprenda,
el alma fuertemente a ella se recoge,
parece que ya a otra potencia no atienda;
y ésto va contra aquel error que cree
que un alma sobre otra en nosotros se encienda.
Por éso, cuando algo se oye o mira
que con fuerza tenga a sí el alma vuelta,
el tiempo pasa y el hombre no lo observa;
que una es la potencia que escucha,
y otra la que subyuga el alma entera:
ésta está como atada, y la otra está suelta.
De lo que tuve experiencia verdadera
oyendo aquel espíritu y admirando;
que bien cincuenta grados salido había
el Sol, sin que lo advirtiera, cuando
llegamos a donde aquellas almas acordes
nos gritaron: Aquí está vuestra respuesta.
Mayor portillo con frecuencia obtura
con un manojo de espinas
el aldeano cuando la uva madura,
que no la senda por donde subimos
mi conductor, y yo detrás, solos,
cuando se nos separó la turba.
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