La Divina Comedia: El Purgatorio: Canto XXVII
La Divina Comedia
El Purgatorio: Canto XXVII
de Dante Alighieri
Así como cuando sus primeros rayos vibran
allá donde su hacedor vertió la sangre,
y el Ebro yace bajo el alta Libra,
y las ondas del Ganges a las nonas se caldean,
así estaba el Sol: por donde el día se iba,
cuando el ángel de Dios alegre apareció.
Fuera de la llama estaba arriba en la orilla
y cantaba: “¡Beati mundo corde!”.
con voz mucho más que la nuestra viva.
Después: Más no se va, si primero no muerden,
almas santas, el fuego: entrad en él,
y al cantar de allá no seáis sordos,
nos dijo cuando de él estuvimos cerca;
por lo que tal me puse yo, al oírlo,
como aquel que en la fosa dejan.
Me protegí alzando juntas las manos,
mirando el fuego e imaginando mucho
los humanos cuerpos que había visto ardiendo.
A mí volvieron los buenos escoltas;
y Virgilio me dijo: Hijito mío,
aquí puede haber tormento, mas no muerte.
¡Recuerda, recuerda! Que si yo
sobre Gerión te guié a salvo
¿qué...
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