Las mil y una noches:128
Las mil y una noches - Tomo II Y cuando llegó la 97ª noche de Anónimo Y CUANDO LLEGO LA 97ª NOCHE Ella dijo: He llegado a saber, ¡oh rey afortunado! que la vieja Madre de todas las Calamidades prosiguió de este modo: "En cuanto a mí, me marcho corriendo hasta los muros de Constantinia, y os enviaré refuerzos que os saquen de entre las manos de esos descreídos. ¡Fortaleced, pues, vuestra alma, y mientras llegan vuestros hermanos, calentad vuestros alfanjes con la sangre de los infieles, para ser grato al Supremo Señor de los ejércitos!" Y los dos hermanos besaron las manos del asceta, le dieron las gracias por su abnegación, y le dijeron: "¿Y cómo vas a salir de aquí, cuando nos cercan completamente los cristianos?" Pero la maldita vieja contestó: "¡Alah me ocultará a sus miradas! ¡Y aunque lograran verme, no me harán ningún daño, porque estaré entre las manos de Alah, que protege a sus verdaderos fieles y persigue a los impíos que le niegan!" Entonces...
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