Las mil y una noches:290
Las mil y una noches - Tomo II Pero cuando llegó la 296ª noche de Anónimo PERO CUANDO LLEGO LA 296ª NOCHE Ella dijo: ... me levanté enseguida, desenrollé la tela de mi turbante, y luego de doblarla, la retorcí para servirme de ella como de una soga. La até sólidamente a mi cintura y sujeté ambos cabos con un nudo resistente a un dedo del pájaro. Porque me dije para mí: "Este pájaro enorme acabará por remontar el vuelo, con lo que me sacará de esta soledad y me transportará a cualquier punto donde pueda ver seres humanos. ¡De cualquier modo, el lugar en que caiga será preferible a esta isla desierta, de la que soy único habitante!" ¡Esto fué todo! ¡Y a pesar de mis movimientos, el pájaro no se cuidó de mi presencia más que si se tratara de alguna mosca sin importancia o alguna humilde hormiga que por allí se pasease! Así permanecí toda la noche, sin poder pegar los ojos por temor de que el pájaro echase a volar y me llevase durante mi sueño. Pero...
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