Los tres mosqueteros: Capítulo IV

18/11/2020 4.347 Palabras

Los tres mosqueterosEl hombro de Athos, el tahalí de Porthos y el pañuelo de Aramis de Alejandro Dumas (padre) D'Artagnan, furioso, había atravesado la antecámara de tres saltos y se abalanzaba a la escalera cuyos escalones contaba con descender de cuatro en cuatro cuando, arrastrado por su carrera, fue a dar de cabeza en un mosquetero que salía del gabinete del señor de Tréville por una puerta de excusado; y al golpearle con la frente en el hombro, le hizo lanzar un grito o mejor un aullido. -Perdonadme - dijo D'Artagnan tratando de reemprender su carrera-, perdonadme, pero tengo prisa. Apenas había descendido el primer escalón cuando un puño de hierro le cogió por su bandolera y lo detuvo. -¡Tenéis prisa! - exclamó el mosquetero, pálido como un lienzo-. Con ese pretexto golpeáis, decís: «Perdonadme», y creéis que eso basta. De ningún modo, amiguito. ¿Creéis que porque habéis oído al señor de Tréville hablarnos un poco bruscamente hoy, se nos puede...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info