Miguel Strogoff: Primera parte: Capítulo XI

Viajeros en apuros Efectivamente, durante aquel breve intervalo de calma, oyéronse gritos hacia la parte superior del camino y a una distancia bastante próxima de la sinuosidad que protegía la tarenta. Era como una llamada desesperada, evidentemente lanzada por algún pasajero en peligro. Miguel Strogoff escuchó con atención. El yemschik escuchó tambien, pero moviendo la cabeza, como si le pareciera imposible responder a esa llamada. -¡Son viajeros que piden socorro! -gritó Nadia. -¡Si no cuentan mas que con nosotros ... ! -respondió el yemschik. -¿Por qué no? -gritó Miguel Strogoff-. ¿No debemos hacer nosotros lo que ellos harían en parecidas circunstancias? -¡Pero no irá usted a arriesgar el carruaje y los caballos ... ! -¡Iré a pie! -respondió Miguel Strogoff interrumpiendo al yemschik. -Yo te acompañaré, hermano --dijo la joven livoniana. -No, Nadia, quédate aquí; el yemschik permanecerá a tu lado. No quiero dejarlo solo... -Me quedaré...

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