Tu risa
Tu risa de Evaristo Carriego Cuando escucho el rojo violín de tu risa, en el que olvidados acordes evocas, un cálido vino -licor de bohemia- me llena el cerebro de músicas locas. Un vino que moja tu noble garganta... -una húmeda jaula de finos cristales, cuyas orquestales invisibles rejas, aprisionan raros divinos zorzales-. Y cuando lo escancias, cordiales de un ritmo que roba caricias a los terciopelos, caen en mi ropa, de espumas amargas, cual lluvia de estrellas de líricos cielos. ¡Tu risa!... Me encanta, me obsede el oído, como un intangible sonoro teclado sobre el que han volcado los duendes amables un rico y bullente champaña dorado. No sé por qué a veces, si en rápida fuga tus polifonías se van diluyendo, por mi éxtasis pasan tristes y jocosos pierrots que muriesen llorando y riendo... No sé por qué a veces me quedo pensando en óperas breves, donde colombinas hermosas y rubias, fingiesen collares de luz en las danzas de...
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