1895 Guerra en Abisinia
Introducción thumb thumb Condenada por su tardía unificación política a las migajas del banquete colonial, la Italia de los Saboya apuntó sus miras expansionistas hacia el reino africano de Etiopía, donde puso pie por primera vez en 1882, en la zona de Aseb. Reinaba por entonces en el país un jefe del Tigré llamado Kassa, quien, tras los cuatro años de anarquía que siguieron al derrocamiento por parte de los ingleses del anterior monarca Teodoro II, había subido al trono con el nombre de Juan IV. La apertura del canal de Suez en 1869 había dejado al reino en una peligrosa situación de cara a las potencias europeas, por lo que el soberano decidió ampararse en el manto protector de los británicos, asentados desde 1839 en Aden, y asegurar de paso la pacificación interna del país con el nombramiento de Menelik, el heredero legítimo del depuesto Teodoro, como su sucesor. Pero Menelik prefirió la via más rápida de la guerra, y con la ayuda de los italianos derrotó a Juan IV en Metemma en 1889, proclamándose a continuación rey. El precio por la ayuda italiana lo pagó en el tratado de Ucciali al reconocer a la potencia mediterránea la posesión de Eritrea y la posibilidad de extenderse hasta Asmara, a cambio de su reconocimiento como emperador. Fue un acuerdo breve y provisional, que duró el tiempo necesario para que Menelik impusiera su autoridad en el país y potenciara algunas medidas modernizadoras, como la construcción de una via férrea o el traslado de la capital a Addis Abeba. Luego, en 1895, acuciado por la presión política y militar de los italianos, denunció el tratado de Ucciali y emprendió el camino de la guerra, que concluiría al año siguiente con la derrota del general Baratieri en la batalla de Adua. Menelik conseguía así salvar la independencia de su país, al menos temporalmente. Pero los intereses francoingleses, por un lado, y el expansionismo italiano, por otro, seguirán amenazando la integridad de Etiopía durante mucho tiempo más.
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