En la filosofía y teología En el ámbito filosófico la actividad, en los sentidos mencionados, fue estudiada por la filosofía clásica al considerar a los seres concretos y verlos dotados de una naturaleza o principio de actividades que los define y caracteriza: cada ser obra, en efecto, según su naturaleza, de manera que al actuar expresa su naturaleza a la par que la lleva a perfección. También la estudiaron al considerar la acción y analizar el proceso de la misma, especialmente en los seres dotados de inteligencia y voluntad, precisando los niveles y dimensiones de su actuar, lo que les llevó a distinguir entre el agere u obrar moral y el facere o hacer técnico.