Funciones del archidiácono Históricamente, las funciones del archidiácono han incluido la supervisión y disciplina del clero: era el supervisor oficial del clero subordinado, con autoridad disciplinaria sobre ellos y vigilancia de sus deberes. También la administración eclesiástica: ayudaba al obispo en la administración de la diócesis, gestionando bienes, supervisando la caridad y el cuidado de los pobres, y asegurando el buen estado de los lugares de culto. Así mismo, se encargaba del examen y formación de los candidatos al sacerdocio. También actuaba como principal confidente y asistente del obispo, representándolo en diversas tareas y, en ocasiones, asumiendo funciones episcopales en ausencia del obispo.