Bodas reales: V

15/02/2009 2.460 Palabras

Capítulo  V Pág. V de {{{Reseña}}} Bodas reales Benito Pérez Galdós El dedo de Dios, como algún diario de la época escribió con poético énfasis, señalaba al ídolo revolucionario, al rebelde y traidor Espartero, el único camino que debía seguir, para sumergir su ignominia en el ancho foso de los mares. A toda prisa tomó el Regente, con los restos de la dominación ayacucha, el camino de Cádiz, única plaza importante que aún no se había pronunciado; alentaba la esperanza de hacerse fuerte dentro de aquellos gloriosos muros, que habiendo sido cuna de la libertad recién nacida, debía ser su refugio cuando, ya persona mayor, volvía vencida y descalabrada. ¡Vana ilusión! Mal podría pensar D. Baldomero en que los baluartes gaditanos le dieran apoyo para la restauración de su poder, cuando no tenía ya fuerza, ni partido, ni partidarios. Al salir de Sevilla empezaron las deserciones: huían los oficiales, tras ellos los soldados; en Lebrija y...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info