Brasilia, el símbolo de una época
Introducción En la primavera de 1960, el presidente brasileño Juscelino Kubitschek inauguraba la ciudad más moderna del mundo: Brasilia. Era la plasmación de un sueño desmesurado, el esfuerzo orgulloso de un país joven llamado a ocupar antes del final del siglo XX un papel destacado en la escena mundial. Herederos del aventurero Fitzcarraldo, empeñado, medio siglo antes, en construir en plena selva un palacio de la ópera, el presidente y sus colaboradores seguían ilusionados día a día en la construcción de la nueva ciudad. Mientras, la sociedad brasileña, en pleno desarrollo, crecía y sacaba a la luz sus conflictos latentes.
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