Los ultrasonidos son ondas sonoras cuya frecuencia está por encima de los 20.000 hertzios (Hz) o ciclos por segundo, que es el máximo detectable por el oído humano. Se generan gracias a dispositivos llamados cristales o transductores piezoeléctricos y su velocidad de propagación varía según la densidad de los materiales que atraviesan. Pueden emplearse con fines industriales, para estudiar diversos elementos, en los que pueden detectar grietas y cavidades, o en la navegación, donde el sonar, que es un método de localización basado en estas ondas, resulta imprescindible. Pero, ciertamente, uno de los campos de aplicación más importante de los ultrasonidos es la medicina, que los incorporó a las técnicas de imagen a principios de la década de 1970 como fundamento de la observación ecográfica. La ecografía es un método diagnóstico que consiste en la obtención de imágenes de estructuras profundas del organismo mediante la utilización de ondas ultrasónicas. Para...