Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico
Sacro Imperio romano germánico Batalla de Mühlberg en el reinado del Emperador Carlos I del Sacro Imperio Romano-Germánico (1519-1556) y Rey de España (1516-1556). Biblioteca Nacional de París.Fundado, según se ha sostenido tradicionalmente, por Carlomagno que fue coronado emperador por el papa León III en 800, el Imperio perduró hasta 1806, año en que Francisco II renunció al título imperial. A veces se considera, sin embargo, que el imperio comenzó con el reinado del soberano germánico Otón I (el Grande), que amplió considerablemente sus fronteras y revivió el título imperial después de la declinación carolingia. El nombre de Sacro Imperio romano (no adoptado hasta el reinado de Federico I Barbarroja) reflejaba la aspiración de Carlomagno de que su imperio fuera el sucesor del Imperio romano y que el poder temporal del imperio se viera acrecentado por el hecho de ser el principal vicario de Dios en el reino temporal (en forma paralela al poder del papa en el reino espiritual). El corazón del imperio estaba constituido por Alemania, Austria, Bohemia y Moravia. Suiza, los Países Bajos y el norte de Italia formaron a veces parte de él; Francia, Polonia, Hungría y Dinamarca estuvieron incluidos inicialmente, y Gran Bretaña y España eran integrantes nominales. A partir de mediados del s. XI, los emperadores entablaron una gran batalla con el papado por el predominio de uno u otro, y, particularmente durante el reinado de la poderosa dinastía Hohenstaufen (1138–1254), se enfrentaron con los papas por el control de Italia. Rodolfo I fue el primer emperador de la familia Habsburgo en 1273, y 1438 en adelante la dinastía Habsburgo ocupó el trono en forma permanente. Hasta 1356 el emperador era escogido por los príncipes alemanes; a partir de entonces fue formalmente elegido por los electores. En las zonas que quedaban fuera de sus dominios personales hereditarios, los emperadores compartían el poder con la dieta imperial. En el curso de la Reforma, gran parte de los príncipes alemanes se pasaron al bando protestante, en oposición al emperador católico, y a partir de 1562 los emperadores dejaron de ser coronados por el papa. Al final de la guerra de los Treinta Años, la paz de Westfalia reconoció la soberanía individual de los estados del imperio; a partir de entonces el imperio se convirtió en una federación laxa de estados y el título de emperador pasó a tener un carácter principalmente honorífico. En el s. XVIII, los problemas relacionados con la sucesión imperial culminaron en la guerra de sucesión austríaca y la guerra de los Siete Años. Las victorias de Napoleón I pusieropn fin al imperio, ya profundamente debilitado en esa época. Ver también güelfos y gibelinos; querella de las Investiduras; concordato de Worms.
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