Jorge Eduardo Eielson

30/11/2024 4.740 Palabras

Vida Miembro de una familia en la que coincidían diversas culturas y orígenes —su madre era limeña y su padre de origen escandinavo (su abuelo paterno, de nacionalidad estadounidense y ascendencia sueca, se había instalado en el Perú a finales del siglo XIX)—, esa pluralidad iba a condicionar bien temprano la actitud vital e intelectual del futuro poeta y artista. Recibió ya de niño una educación liberal, en la que la cultura y las artes impregnaban su vida cotidiana. En su primera juventud ya había aprendido inglés y francés, idiomas a través de los cuales penetró la influencia europea: leyó a los simbolistas franceses (Rimbaud, Mallarmé), a T.S. Eliot y a Mary Shelley, pero también a las grandes figuras de la mística y el Siglo de Oro españoles, a los poetas de la Generación del 27 española y a los mejores líricos americanos, como Edgar Allan Poe y Walt Whitman; Rubén Darío, César Vallejo, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges. Además, en la última etapa de la educación secundaria tuvo como profesor de Lengua española al gran novelista José María Arguedas, con quien entabló una profunda amistad. Arguedas no sólo le inició en el conocimiento de las culturas precolombinas peruanas —el cuarto puntal de su forja cultural e intelectual, tras el italiano, el español y el escandinavo—, sino que le introdujo en los cenáculos literarios y artísticos de la entonces pujante y burguesa ciudad de Lima —aunque su declive, ya próximo, iba a narrar el propio Eielson anticipándose como en una profecía en su novela Primera muerte de María (1949)—.

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