Miguel Catalán González

23/11/2024 6.275 Palabras

EL HOMBRE Y SU OBRA Miguel Catalán González nace en la ciudad de Valencia el 29 de enero de 1958. Cursó los estudios de bachillerato en el Instituto Luis Vives. Según propias declaraciones, las dos primeras voces que reclaman en los años bachilleres su atención tanto a la filosofía como a la expresión escrita son las de Friedrich Nietzsche y Thomas Mann, quienes le llevarían, desde experiencias distintas, a la obra de Arthur Schopenhauer. Catalán se matriculó en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Valencia en 1980. Se definió así por la filosofía, pero sin dejar de lado el aspecto expresivo de la escritura que después le llevaría a publicar varias novelas y libros de relatos con los que ha obtenido diversos galardones y conocido traducciones a otras lenguas. El tránsito de la tradición intelectual germánica a la anglosajona se produjo en sus años universitarios, hacia 1983, con la lectura de La transformación de la filosofía del autor pragmatista norteamericano John Dewey. Un año después, en 1984, obtuvo la licenciatura en Filosofía Pura. En 1991 Catalán accedió al grado de doctor bajo la dirección del catedrático José Montoya con una tesis titulada John Dewey y la superación del dualismo. Ante un tribunal formado por Jesús Ballesteros, Jesús Conill, Adela Cortina, Esperanza Guisán y Jorge Pérez de Tudela, la tesis resultante obtuvo la calificación de apto cum laude. Una versión reducida de aquella tesis fue publicada más tarde, en 1994, por la editorial P.P.U. de Barcelona con el título de Pensamiento y acción. En las páginas de esta obra inaugural, y en especial en su toma de posición frente al pragmatista norteamericano, Catalán muestra ya rasgos del naturalismo ético que después será una constante de su trabajo. Tales rasgos se muestran tanto en el magisterio que autores como Ortega, Freud, Nietzsche, Mill o el propio Dewey han ejercido en el desarrollo de sus escritos, como en los artículos y libros inmediatamente posteriores a su doctorado. Entre los primeros cabe destacar "Consecuencias éticas del naturalismo deweyano" (Diálogo filosófico, XXIII (1992), pp. 183‑189) o "Cómo acabar con el fin último", Daímon, VI (1993), pp. 89-95); entre los segundos, Proceso a la guerra (Valencia: Alfons el Magnànim, 1997). En la misma dirección cercana al pensamiento práctico anglosajón pronto se adscribió a la Sociedad Iberoamericana de Estudios Utilitaristas, en cuyo órgano de expresión, Télos, viene colaborando desde entonces con regularidad, y en cuyos congresos y encuentros internacionales ha participado tanto en su aspecto organizativo como a través de comunicaciones y ponencias.

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