Alfombra

[Del ár. al-húmra, esterilla fabricada con hoja de palmera]. El término aparece nombrado por primera vez por López de Ayala (último tercio del s. XIV): alombra. Entre 1431-1450, Díaz de Gámez y Gómez Manrique hablan de alhombra; y en el Cuzmán de Alfarache de Mateo Alemán (1599) se nombra ya como alfombra. Tejido con el que se cubre el piso de habitaciones y escaleras. Puede ser de lana de oveja, el material más utilizado en España, algodón, cáñamo, seda pura o mezclada con lana. Ésta, después del hilado, se tiñe. Los elementos fundamentales son la urdimbre; constituida por hilos de lino o lana de su color natural formados por dos cabos retorcidos, con separación variable; la trama, que forma el tejido llamado tafetán al pasar sobre los hilos pares e impares de la urdimbre; y el nudo, que se realiza en la urdimbre y es la parte visible que constituye la decoración de la alfombra. Existen tres variedades de nudos, el de Shena o persa, el de Ghiordes o turco, que se empezó a usar en España a partir del s. XVII en talleres de Levante, Cuenca y en fábricas madrileñas, y el nudo español o en zigzag, sobre un solo hilo de urdimbre, que se utilizó exclusivamente en España, entre los ss. XII y XVII, en talleres de Alcaraz, Liétor, Letur (Albacete) y Cuenca. Para la confección de alfombras se utilizan telares de alto lizo, con un cilindro superior donde se arrolla la urdimbre y se coloca el igualador, y uno inferior donde se va haciendo la alfombra. Los lizos separan los hilos pares e impares, facilitando el paso de la trama. Las alfombras se clasifican en dos grupos, las orientales (de Esmirna, turcas o persas), hechas a mano, también llamadas anudadas, y las fabricadas mecánicamente (aterciopeladas y sin pelo o esteras). La calidad de las alfombras anudadas se mide por el número de hileras de nudos por metro de alfombra o por el número de nudos por centímetro cuadrado.