Industria naval

Antigüedad y edad media

La invasión de los bárbaros (409-410) sumió en el caos a los pueblos romanizados de la Península, produciendo un colapso casi total del comercio marítimo y de la fábrica de navíos, arte completamente ignorado por los invasores, que tan sólo se conservó en el Mediterráneo gracias el Imperio Romano de Oriente. Los reyes visigodos emplearon armadas y naves comerciales importadas de Bizancio. Consolidada en España la dinastía árabe omeya fundada por ‘Abd al-Rahman I (756-788), la industria naval tuvo escaso desarrollo hasta la aparición de los normandos en Lisboa, Cádiz y Sevilla (844) durante el emirato de ‘Abd al-Rahman II (822-855), quien, escarmentado por su falta de poder naval, ordenó la construcción de las atarazanas de Sevilla y ampliar las ya existentes en Cartagena.

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