El paisaje del entorno es escabroso, como corresponde a un relieve labrado por el agua en el sustrato geológico formado principalmente por materiales calizos formados durante las eras secundaria y terciaria, momentos en los que este territorio formaba parte del fondo marino. Es precisamente esa característica geológica la que determina la casi total ausencia de afluentes del Tajo en estas etapas iniciales de su andadura, pues los procesos de modelado cárstico de la caliza hacen que el agua fluya por galerías subterráneas hasta el lecho del río.
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