Taranta

Características generales

Su similitud con la cartagenera —de hecho, posterior a la taranta— puede llevar a confundirlos. Por su carácter dolorido, hondo y a veces bronco, precisa de un cantaor de voz fuerte y versátil, que sepa expresar con gracia y fluidez su libertad rítmica esencial. Su estructura básica acoge una introducción de guitarra, un temple inicial de voz y la entrada de la copla con la guitarra, instrumento que debe sostener el cante con levedad, pero sin realizar rasgueos ni bordones. La copla puede ser de cuatro o cinco versos octosílabos, repitiéndose el primero o el segundo. Sus letras, trágicas, lúcidas, hablan de la dureza del trabajo en las minas y de la imposibilidad de mejorar la situación de los mineros. Entre sus variantes se cuentan la media taranta, la tarantilla, el taranto, la taranta artística, también llamada de La Unión o de Linares. Entre otros muchos cantaores que, a lo largo de la historia del arte flamenco, han cultivado la taranta destacan Rojo el Alpargatero, El Cabogatero, El Ciego de la Playa, Pedro el Morato, Basilio el Tonto de Linares, El Cabrerillo, Antonio Chacón, El Niño de Cabra, José Cepero, Pepe Marchena, Guerrita, El Pena, Antonio Piñana, Luis Caballero, Manolo Romero y Enrique Morente. La taranta fue adaptada a un estilo bailable por Carmen Amaya en la década de 1940.

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