El mandarín maravilloso

Ballet de Béla Bartók, compuesto en 1919 y estrenado en Colonia en 1926. La partitura no fue bien acogida, no gustó ni la música ni el tema, obra de Manyhert Lengyel. Una prostituta, que convive con tres bandidos, seduce a un pobre viejo, seguidamente a un joven adolescente, y ambos son desvalijados por los cómplices de dicha prostituta. Aparece un rico mandarín, pero ni el estrangulamiento, ni el puñal surtirán efecto en este mago, si antes no cae atrapado en los brazos de la prostituta. Mientras las dos obras escénicas precedentes de Bartók, El castillo de Barba Azul y El príncipe de madera, ponían el acento respectivamente en el misterio y en la fantasía, El mandarín maravilloso se vale de un realismo expresionista cercano al cineasta Fritz Lang. La música es aquí violenta, áspera, ruda, disonante, a imagen de la ciudad, sanguinaria y salvaje como ella, de la cual Bartók extrae una idea preconcebida de atematismo (excepción hecha del tema...

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