... 243;n, y, no hay duda, es ella misma. Ahora caigo en que no hab& 237;a vestido, ni mantilla, ni lazo, ni garambaina que no le sentase a maravilla; caigo tambi& 233;n en que sus movimientos ten& 237;an ...
... 243;n, y, no hay duda, es ella misma. Ahora caigo en que no hab& 237;a vestido, ni mantilla, ni lazo, ni garambaina que no le sentase a maravilla; caigo tambi& 233;n en que sus movimientos ten& 237;an ...
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