... y se fue, estremecido de espanto al considerar que quizás había arrojado todo el rico tesoro de sus cuitas en un hediondo basurero.Leticia le siguió con la vista; y si el pobre mozo hubiera vuelto ...
... alegraría su familia Empezó a anochecer en el profundo barranco; de las charcas surgió un hálito hediondo, la respiracíón venenosa de la fiebre palúdica. Las ranas cantaban a miles, como si saludasen ...
... perder mi alma, igual que va uno a perder su perro sarnoso, su perro hediondo, muy lejos, el compañero que le asquea a uno, antes de morir... Por fin solo... Tranquilo... uno mismo...»«Pero, querido ...
... patitas en la calle Alta, venerable resto de la primitiva Santander; desvencijado, vacilante y hediondo albergue de los mareantes del Cabildo de Arriba, sempiterno rival del Cabildo de Abajo, o sea ...
... a noche, bajo la forma de un guiso estrambótico. Y era Dío Fetente el genio ymago de ese antro hediondo. Allí maldecíamos de nuestra suerte; allí don Gaetano se refugiaba aveces para meditar sombrío ...
... del Infierno. Las ve& 237;a pasar y correr volando con patas y alas de hierro untado de aceite hediondo, dando gru& 241;idos y resoplidos, revolviendo sus rojas pupilas y expeliendo humo negro ...
... divina con apariencias de mortal vestidura, quedarás muerto si no te convierten en un inmundo y hediondo bicharraco». Ya se había hecho de tal modo mi espíritu a las cosas inauditas, descomunales ...
... alegraría su familia Empezó a anochecer en el profundo barranco; de las charcas surgió un hálito hediondo, la respiracíón venenosa de la fiebre palúdica. Las ranas cantaban a miles, como si saludasen ...
... Amar a mi propio hijo ... ¡Oh Amor criminal e incestuoso, rapto hediondo de la debilidad humana, flaqueza culpable, de que jamás me arrepentiré bastante, y cuyo recuerdo será siempre un tormento ...
... mundo abisal a la luz del día; semejantes a esos espectros dantescos que, en el seno de un hediondo lago, no consiguen, aunque se esfuerzan, elevar los labios por encima de la superficie pestilente ...
... enmedio de un inmundo basurero; como un sabio que sintiese bullir el secreto de la vida dentro de un hediondo cadáver, así yo sentía que tenía entre mis brazos un ser divino envuelto en aquella forma ...
... se habían extinguido, consumida la resina, y sólo arrojaban revueltas columnillas de humo hediondo, que cuando las tendía el viento penetraban en las cabañas. La luna derramaba sin rival su luz ...
... conservado la pureza de alma termine por hundirse a sabiendas en ese abismo horrible y hediondo? ¿No será que este hundimiento ha empezado ya, que ella ha podido soportar hasta ahora semejante vida ...
... agua pluvia se estanca, cubriéndose con una vegetación que amenaza calenturas intermitentes con su hediondo verdor.Infinitamente más lamentable es la condición de las pequeñas calles que cruzan ...
... salas del casino de la famosa ciudad francesa. A los bacteriólogos los confinaron en un sótano hediondo por el que pasaban las alcantarillas. Pero Wright montó en cólera y consiguió que los instalaran ...
... gracia... Para pobreza ya tenía la de la honradez... ¡Perdición pobre... , es como ahogarse en un mar hediondo. -La pobreza y las privaciones son cosa mala, es cierto... Pero podías haberte limitado ...
... tales olores contra el aire impregnado todo del hedor de los cuerpos muertos y cargado y hediondo por la enfermedad y las medicinas.Algunos eran de sentimientos más crueles (como si por ventura fuese ...
... tal vez por la ambición de Ataulfo, vuestro tío, gimen acaso en un subterráneo hediondo de Altamira: ya oísteis bastante para poder fundar una sospecha de que esto sea cierto; las revelaciones ...
... me guía, y no me desampara, y Él es quien me dice que no nací para casado, porque, aunque pobre y hediondo, hago falta en otra parte ¡Allí, Macabeo, allí está tu pan y tu calor y tu descanso ...
... demonio, ¿y a estas horas te vienes a pedirme seiscientos ducados?; y ¿dónde los tengo yo, hediondo?; y ¿por qué te los había de dar, aunque los tuviera, socarrón y mentecato?; y ¿qué se me da ...
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