... , son ellos. ¡Tom, es nuestro fin ¿Sabes rezar?— Lo intentaré, pero no tengas miedo. No van a hacernos daño. «Acógeme, Señor, en tu seno...»— ¡Chist — ¿Qué pasa, Huck?— ¡Son humanos ...
... y único Señor de nuestros cuerpos y de nuestras almas. -Pues si no me quieres como esclavo, acógeme como peregrino. Me basta con que me des un rincón en cualquier desván de tu casa. Quien hace cerca ...
... . & 160;(Descúbrese la boca de la sierpe.)& 160;& 160; & 160;& 160;& 160;& 160;Acógeme allá en tu centro, porque por tus fuegos entro a tu estómago de azufre. & 160;(MALGESÍ, vestido como diré; sale ...
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... de ellos, evitando la muerte y la negra Moira, porque mi hado es andar errante entre los hombres. Pero acógeme en tu bajel, ya que huyendo he venido a suplicarte: no sea que me maten, pues sospecho ...
... y único Señor de nuestros cuerpos y de nuestras almas. -Pues si no me quieres como esclavo, acógeme como peregrino. Me basta con que me des un rincón en cualquier desván de tu casa. Quien hace cerca ...
... . & 160;(Descúbrese la boca de la sierpe.)& 160;& 160; & 160;& 160;& 160;& 160;Acógeme allá en tu centro, porque por tus fuegos entro a tu estómago de azufre. & 160;(MALGESÍ, vestido como diré; sale ...
El Terror de 1824& 160;: 28de Benito Pérez Galdós Poniendo sobre todas las cosas su anhelante deseo de llegar pronto al fin de la jornada vital, que era el comienzo de su triunfo, Sarmiento deploraba ...
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