... del pronunciamiento del general Lacy en abril de 1817. De “motín militar vergonzoso e incalificable” habló Menéndez Pelayo al referirse, en su Historia de los heterodoxos españoles (1880-1882 ...
... he llamado hijo mío, yo le abracé, le levanté y le mimé. Pero el modo en que se comporta ahora es incalificable. No ha vertido ni una lágrima, no ha mostrado ninguna compasión. Es seco y sin corazón ...
... : «¡Imbéciles ¡Si supieran a lo que aplauden «. y tiene razón, porque Munich es el abandono incalificable de un aliado, de una fuerza de apoyo, para salvar, egoístamente, la propia seguridad ...
... hermano Carlos, de no más luces que él mismo, a su confesor don Blas Ostolaza, de incalificable catadura moral y, en general, a sus criados, germen de lo que con el tiempo sería «la camarilla ...
... Fabre. Inicia su servicio militar.1922 – Aparece su primer texto literario, «Una traición incalificable», en la revista Ultra. Participa en el teatro de marionetas de Juan Chabás Martí y Federico ...
... . No estamos hablando en lo medular de un accidente, sino de un homicidio brutal e incalificable. Estamos hablando de criminales que, de manera artera, con premeditación, alevosía y ventaja llegaron ...
... he llamado hijo mío, yo le abracé, le levanté y le mimé. Pero el modo en que se comporta ahora es incalificable. No ha vertido ni una lágrima, no ha mostrado ninguna compasión. Es seco y sin corazón ...
... las que pasaba el Estado, se llegó a tal punto que, mientras Galieno se comportaba de un modo incalificable, las mujeres, incluso, gobernaron de manera brillante, y aún las extranjeras. En efecto ...
... ¡Si supieran a lo que aplauden ». Y tiene razón, porque la Conferencia de Munich es el abandono incalificable de un aliado, de una fuerza de apoyo, para salvar, egoístamente, la propia seguridad ...
... -replicó-, pero el espíritu también necesita su refrigerio; tú no sabes, Petra, y eso explica tu incalificable tenacidad, que así como hay ciencias que se llaman físico-matemáticas, otras existen ...
... hermano Carlos, de no más luces que él mismo, a su confesor don Blas Ostolaza, de incalificable catadura moral y, en general, a sus criados, germen de lo que con el tiempo sería «la camarilla ...
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